{No envié en el pasado a ningún Mensajero, excepto que recibiera la misma revelación que tú: "Nada ni nadie merece ser adorado excepto Yo, ¡Adórenme solo a Mí!"}
Ningún Profeta del pasado predicó la adoración de alguien fuera de Dios, ni personas ni objetos; y ninguno de los profetas jamás alegó ser Dios o hijo de Dios.
Dios Altísimo dijo:
AL‑ANBIYĀ’ (25)
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