El mes de Ramadán no es un mes como los demás. En él se inició la revelación del Corán. Las obras que se realizan en sus días y noches reciben recompensas multiplicadas. Es el mes del ayuno, de la oración, de la caridad y del fortalecimiento de los lazos familiares. En él se cumple la voluntad divina.
Todo esto debe generar en el musulmán amor por este mes y el ánimo para que aproveche la oportunidad de rectificar el comportamiento y librarse de toda mala costumbre.
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