Los desdichados entrarán en el fuego, donde exhalarán fuertes quejidos y respirarán con dificultad.
Allí permanecerán para siempre, salvo quienes Al-lah quiera[1]. Ciertamente, Al-lah hace lo que Le place.
Y los afortunados entrarán en el paraíso, y allí vivirán para siempre, salvo quienes Al-lah quiera[1] (y hayan tenido que entrar anteriormente en el fuego por no haber obrado rectamente). Esta será unagracia de Al-lah continua y sin límites.
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